sábado, 18 de julio de 2009

RECHAZANDO EL CONOCIMIENTO DE DIOS

Hemos llegado a esta altura a la verdadera fuente del problema humano. Los hombres y las mujeres han rechazado el principio del conocimiento de Dios por razones morales y psicológicas. Pero les resulta imposible detenerse ahí. Han rechazado a Dios; pero todavía son criaturas divinas y en su carácter intelectual y moral tienen necesidad de Dios (o de algo que se le asemeje). Al ser reacias y conocer el verdadero Dios y al no poder vivir sin él, se inventan dioses sustitutos para ocupar su lugar. Estos dioses pueden ser las leyes científicas sofisticadas de nuestra cultura, los dioses y las diosas del mundo griego y romano, o las imágenes bestiales y depravadas del paganismo.

La universalidad de la religión en este planeta no se debe a que los hombres y las mujeres estén buscando a Dios, como algunos han argumentado. En realidad, se debe a que no desean aceptar a Dios, y sin embargo, necesitan algo que ocupe el lugar de Dios.

El proceso de rechazo es un proceso de tres etapas, bien conocido por los psicólogos contemporáneos: el trauma, la represión y la sustitución. En su análisis del ateísmo, Sproul demuestra que la confrontación con el Dios verdadero choca y lastima a las personas. Es traumática. Como consecuencia, reprimimos lo que sabemos.

"No hay ningún trauma si los ojos permanecen siempre cerrados y la luz no puede penetrar. Pero los ojos se cierran como reacción al choque provocado por la luz -luego de haber experimentado el dolor". El punto importante es que el conocimiento de Dios, aunque reprimido, no puede ser destruido. Permanece intacto, aunque profundamente enterrado en el subconsciente. Su ausencia es sentida, y el Dios verdadero es sustituido por "lo que no es Dios".

por James Montgomery Boice

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