sábado, 24 de octubre de 2009

¿Cómo Funciona la Ciencia?


¿Cómo Funciona la Ciencia?
por Bert Thompson, Ph.D.

INTRODUCCIÓN

A través de los años, varios científicos (y algunos filósofos) han usado la ciencia como un arma para atacar a la religión. Algunos han negado la posibilidad de los milagros, aunque admiten la existencia de Dios; incluso otros han sido completamente naturalistas, y han descartado a Dios del todo. El empírico británico David Hume, por ejemplo, hizo un ataque descomunal en contra de los milagros, y optó en su lugar por una cosmogonía que no dejó espacio para Dios (con el Universo llegando a ser como un poco más que un “comatoso eterno”). ¿Cuál debe ser la respuesta de la gente religiosa al ataque hecho en contra de la religión por aquellos que usan la ciencia como su arma? Gordon H. Clark escribió:

Los teólogos que responden a estos ataques están bajo desventaja. Cuando un científico o un filósofo argumenta en contra de la religión, él no necesita saber mucho acerca de religión; pero cuando un teólogo habla de ciencia, él debe saber bastante. El científico puede lograr su objetivo si él entiende nada más el hecho de que los cristianos creen que Dios es espíritu incorpóreo; pero el teólogo está llamado a tratar con el espacio, el tiempo, el movimiento, la energía, la electrodinámica, el sistema solar, la teoría del quantum, la relatividad, y otros asuntos variados. Hay algo más que el teólogo necesita saber, y algo más importante. En adición a una elección de partes particulares de información, tales como los datos mencionados anteriormente, el teólogo debe tener un panorama general de la ciencia como un todo. Él debe tener una filosofía de ciencia; es decir, él debe conocer qué es la ciencia. Obviamente, él no puede comparar, contrastar, o relacionar la religión y la ciencia a menos que las conozca a ambas... Se dice que el método científico es el mejor, en efecto, el único método para solucionar cualquier problema, así que en cada debate es la ciencia, no la teología, la que tiene la última palabra. Ya que toda persona inteligente y curiosa naturalmente desea entender sus propios tiempos, ésta debe estar preparada para dar atención continua a la ciencia (1964, pp. 8-9).

LAS CATEGORÍAS DE LA CIENCIA

Es nuestra intención aquí dar a la ciencia algo de “atención continua”. La ciencia puede estar dividida en varias categorías: (a) ciencias formales [matemáticas, lógica]; (b) ciencias físicas [física, biología, psicología, etc.]; y (c) ciencias sociales [sociología, ciencia política, etc.]. Algunos prefieren categorizar a las ciencias más estrechamente en solo dos divisiones: (a) ciencias físicas [física, química, etc.]; y (b) ciencias de la vida [botánica, zoología, microbiología, etc.]. Sin tener en cuenta el método de división, la física permanece como la más amplia en alcance y aplicación, ya que ésta trata con las propiedades físicas de todos los cuerpos, y todos los cuerpos tienen propiedades físicas. La química tendría la segunda aplicación más amplia, ya que todas las propiedades materiales tienen propiedades químicas. La biología sería la tercera ya que ésta trata solamente con las cosas vivas. La psicología sería la cuarta ya que tiene su interés solamente en las criaturas con capacidad de sensación. La sociología sería la quinta ya que trata solamente con seres sensibles organizados en sociedades (vea Hull, 1974).

LAS SUPOSICIONES DE LA CIENCIA

La ciencia está edificada a lo menos sobre cinco suposiciones que están basadas en el sentido común: (1) la naturaleza es entendible; existe un mundo real; (2) toda la naturaleza está sujeta a las mismas leyes (uniformismo); (3) las causas mensurables subrayan efectos observables; (4) la explicación más simple probablemente es la correcta [un concepto conocido como el principio de la parsimonia—algunas veces referida como “la Navaja de Occam”]; y (5) lo no familiar es explicado en términos familiares, a través de la analogía.

Una vez que estas asunciones han sido declaradas y reconocidas, entonces el científico está listo para realizar su tarea. Ha sido reconocido hace mucho tiempo atrás que la ciencia intenta lograr sus objetivos al dedicarse a un procedimiento conocido como “el método científico”. Pero ¿cómo funciona el método de la ciencia? En su trabajo, Science and Method (Ciencia y Método), Henri Poincaré observó:

El método científico consiste en la observación y el experimento. Si el científico tuviera tiempo infinito a su disposición, sería suficiente para decirle, “Mira, y mira cuidadosamente”. Pero ya que él no tiene el tiempo para mirar todo, y sobre todo mirar cuidadosamente, y ya que es mejor no mirar del todo que mirar a la ligera, él está forzado a hacer una elección (1952).

Bertrand Russel, desarrollando esta misma idea, dijo:

Al llegar a una ley científica existen tres etapas principales: La primera consiste en observar los hechos significativos; la segunda en llegar a una hipótesis, que, si es verdadera, explicará estos hechos; la tercera es deducir de esta hipótesis consecuencias que pueden ser probadas por la observación. Si las consecuencias son verificadas, la hipótesis es provisionalmente aceptada como verdadera, aunque ésta usualmente requerirá modificaciones más adelante como resultado del descubrimiento de factores adicionales (1931, p. 57).

John Moore y Harold Slusher, en Biology: A Search for Order In Complexity (Biología: Una Investigación por el Orden En la Complejidad), resumieron el asunto como sigue:

Los pasos en el método científico son usualmente declarados en el siguiente orden. Cuando el científico está especialmente consciente de ciertas observaciones iniciales en un área de estudio, y está confuso acerca de ciertos aspectos, él declara un problema que nadie ha estudiado o resuelto. El científico reúne muchos factores que pueden tener una relación en el problema. Luego forma una hipótesis, o cálculo, que puede explicar el problema. Más factores son reunidos y su relevancia en la hipótesis es cuidadosamente pesada. Si es posible, se realizan experimentos. Si los factores reunidos son consistentes con la explicación sugerida, o hipótesis, el científico concluye que su explicación es válida, y publica sus resultados. Si la explicación sugerida (hipótesis) llega a ser establecida como resultado de los esfuerzos de muchos trabajadores de investigación que repitieron los pasos, alcanzaron las mismas conclusiones, y descartaron otras explicaciones—la explicación es llamada una ley. Entonces, una ley es principalmente una hipótesis muy bien establecida que ha sido probada intensivamente (1977, pp. 5-6).

EL MÉTODO CIENTÍFICO

Ahora vamos a examinar cada uno de los pasos del método científico.

La Observación.

Douglas Marsland ha denotado: “La base primaria de todo pensamiento científico es la observación” (1969, p. 12). Paul Weisz, en su texto, Elements of Biology (Elementos de la Biología), declaró: “toda ciencia comienza con la observación, el primer paso del método científico. A la vez esto delimita los dominios científicos; algo que no puede ser observado no puede ser investigado por la ciencia” (1965, p. 40). Henry Morris ha secundado: “Por ende, la ciencia implica factores que son observados y leyes que han sido demostradas” (1966, p. 151).

Declaración y Definición del Problema.

La investigación científica está caracterizada por lo que es llamado el modelo “hipotético-deductivo”. El científico nota un problema basado en sus observaciones, y luego expone el problema cuando desea investigarlo. Entonces formula su hipótesis, y reúne factores para corroborarla o negarla.

Creación de Hipótesis.

Francisco J. Ayala ha sugerido: “Una hipótesis es empírica o científica solamente si puede ser probada por la experimentación... Una hipótesis o teoría que no puede ser, a lo menos en principio, falsificada por las observaciones empíricas y experimentos no pertenece al reino de la ciencia” (1974, p. 700). David Hull, en su libro, Philosophy of Biological Science (Filosofía de la Ciencia Biológica), escribió: “Primero y ante todo...una hipótesis científica debe ser verificable. Idealmente la hipótesis que debe ser probada es universal en forma” (1974, p. 2).

La Deducción de la Hipótesis de Predicción.

John N. Moore observó que “...el corazón del método científico es el proceso problema-hipótesis-prueba. Y, necesariamente, el método científico implica predicciones. Y las predicciones, para ser útiles en la metodología científica, deben estar sujetas al examen empírico” (1973, pp. 23-24). Duane Gish comentó:

Por ende, para que una teoría califique como una teoría científica, debe ser sostenida por eventos, procesos, o propiedades que pueden ser observadas, y la teoría debe ser útil en predecir las consecuencias de los fenómenos naturales futuros o de los experimentos del laboratorio. Una limitación adicional usualmente impuesta es que la teoría debe ser capaz de falsificación. Eso quiere decir que, debe ser posible concebir de algún experimento el fracaso de lo que desaprobaría la teoría (1973, pp. 2-3).

Weisz denotó: “La lógica deductiva es usada extensamente por los científicos para obtener predicciones de las hipótesis... La mayoría de los científicos están tan acostumbrados al razonamiento deductivo que la construcción formal de los enunciados ‘si...entonces...’ es innecesaria para montar experimentos” (1965, p. 8). No obstante Keeton ha señalado que la inducción también es una parte necesaria del proceso. “Después que el científico ha razonado inductivamente de lo específico a lo general (i.e., de los factores específicos a los enunciados generales), él debe invertir su campo y razonar deductivamente, de lo general a lo específico” (1973, p. 2).

La Experimentación.

Un elemento clave en cualquier esfuerzo científico es el uso de la experimentación, ya que éste provee un método por el cual las hipótesis y las predicciones pueden ser probadas. Moore observó que

La actividad científica implica la búsqueda de factores que pueden ser observados o demostrados, y por leyes que han sido también demostradas, por medio de métodos fiables de descubrimiento. Y en el corazón del método o métodos científicos está la repetición o reproducibilidad experimental (1973, pp. 23-36,34).

Morris escribió: “...el método científico implica reproducibilidad experimental, con causas iguales produciendo efectos iguales” (1966, p. 151).

Creación de la Teoría o Ley.

Una teoría es en términos generales una hipótesis basada y aceptada extensamente sostenida a lo menos con algo de evidencia experimental buena. Es una respuesta considerada y aceptada para explicar algo inusual. Una buena teoría científica reúne estos criterios: (a) identifica las relaciones metódicas de varias y diversas observaciones; (b) predice futuros resultados; (c) es modificable; y (d) puede ser usada para desarrollar una nueva dirección para la investigación adicional. Una ley científica es “vista como el reflejo real de las regularidades en la naturaleza” (Hull, 1974, p. 3). No hay excepciones conocidas para las leyes científicas (e.g.; Biogénesis, Causalidad, etc.)—de otra manera no serían leyes.

CONCLUSIÓN

George Gaylord Simpson, hablando de la ciencia, escribió:

La distinción importante entre la ciencia y aquellas otras sistematizaciones (las artes, filosofía, y teología) es que la ciencia es auto-probativa y auto-correctiva. La prueba y la corrección son hechas por medio de la observación que puede ser repetida con esencialmente los mismos resultados por personas normales operando por los mismos métodos y con los mismos enfoques (como citado en Moore, 1973, p. 23).

Pero, después que la ciencia a realizado su deber, ¿puede entonces sentirse libre de pronunciar “verdad absoluta” a un mundo en espera? Desafortunadamente, la respuesta es “no”, como Simpson ha explicado.

Nosotros hablamos en términos de “aceptación”, “confianza”, y “probabilidad”, no “prueba”. Si por prueba se pretende el establecimiento de la verdad eterna y absoluta, no abierta a ninguna excepción o modificación posible, entonces la prueba no tiene lugar en las ciencias naturales. Por otra parte la prueba en una ciencia natural, tal como la biología, debe ser definida como el logro de un grado alto de confianza (1965, p. 16).

Citando a Simpson, Bolton Davidheiser observó:

El eminente George Gaylord Simpson dice concerniente a la naturaleza inductiva del método científico, “El concepto de la ‘verdad’ en la ciencia es por ende bastante especial. Implica nada eterno y absoluto pero solamente un alto grado de confianza después de la auto-verificación y auto-corrección adecuada”. El profesor Simpson además dice que “por encima del nivel de la trivialidad no hay casi ningún tema científico en el cual el acuerdo sea literalmente universal”. Él dice que la razón más fundamental para el desacuerdo en la ciencia es la imposibilidad inherente de la certeza completa. Él señala que “un hecho puede desaprobar una teoría y no todos los hechos pueden ser observados, por tanto un investigador no puede descartar completamente la posibilidad de que un fenómeno discrepante pueda ocurrir”. Él además señala que “en cualquier situación compleja la información es raramente tan completa como para que solamente una explicación pueda ser concebiblemente correcta”. En otras palabras, es muy posible que sean teorías rivales (1969, p. 11; la cita de Simpson es de sus Notes on the Nature of Science—Notas sobre la Naturaleza de la Ciencia, 1962, p. 11, énfasis en original).

Entonces, la ciencia, tan maravillosa como es, no provee todas las respuestas.

No debe existir conflicto real entre la ciencia natural y la verdadera religión ya que sus ámbitos son completamente distintos y separados. La ciencia natural trata con las entidades físicas por la abstracción, el experimento, y la medición matemática; mientras que la religión es una actitud de confianza y amor hacia un Dios infinito, la cual resulta en una experiencia vital que constituye la esencia de la religión. Los conflictos entre estas dos son siempre el resultado de la mala interpretación y representación de la una o de la otra o de ambas, y la historia abunda con ilustraciones de todas estas formas de contradicciones confusas. La ciencia y la religión, aunque por ende separadas, tienen varias relaciones que hace de la una la sierva de la otra. Dean Inge remarca, “debemos esperar un tiempo cuando la ciencia de un hombre religioso será científica y la religión de un hombre científico será religiosa” (Whaling, 1929, pp. 51-52).

La ciencia verdadera y la religión verdadera no están en conflicto. Estas son, de hecho, completamente armoniosas. La ciencia es el “espejo” dado al hombre por Dios con el propósito de investigar y tener dominio sobre Su creación. Usada apropiadamente, es una herramienta del todo beneficial.

REFERENCIAS

Ayala, Francisco J. (1974), American Scientist, November/December.

Clark, Gordon H. (1964), The Philosophy of Science (Nutley, NJ: Craig Press).

Davidheiser, Bolton (1969), Evolution and Christian Faith (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed).

Gish, Duane T. (1973), Evolution: The Fossils Say No! (San Diego, CA: Creation-Life Publishers).

Keeton, F. (1973), Elements of Biological Science (New York: W.W. Norton).

Hull, David (1974), Philosophy of Biological Science (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall).

Marsland, Douglas (1969), Principles of Modern Biology (New York: Holt, Rinehart, Winston).

Moore, John N. (1973), American Biology Teacher, January.

Moore, John N. and Harold Slusher (1977), Biology: A Search for Order in Complexity (Grand Rapids, MI: Zondervan).

Morris, Henry M. (1966), Studies in the Bible and Science (Grand Rapids, MI: Baker).

Poincaré, Henri (1952), Science and Method (New York: Dover).

Russell, Bertrand (1931), The Scientific Outlook (London: Free Press).

Simpson, George Gaylord and W.S. Beck (1965), Life: An Introduction to Biology (New York: Harcourt, Brace and World), second edition.

Weisz, Paul (1965), Elements of Biology (New York: McGraw-Hill).

Whaling, Thornton (1929), Science and Religion Today (Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press).


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